El plumaje de las aves esteparias, y especialmente el de las hembras, siempre es discreto para pasar desapercibidas, sobre todo durante la incubación y crianza de los pollos, que es cuando son más vulnerables a los depredadores. La avutarda, el sisón, las gangas y alcaravanes son especies bien capacitadas para la vida en el suelo, por lo que sus patas están adaptadas para caminar.

Los espacios abiertos con amplios horizontes constituyen el hábitat idóneo. Los cultivos de cereal con parcelas en mosaico sembradas de alfalfa u otras leguminosas, terrenos en barbecho sin cultivar o de pasto natural, son las zonas que seleccionan con preferencia.

La mayoría de las aves esteparias nidifican en el suelo. Las actuales prácticas agrícolas destruyen gran cantidad de nidadas y dificultan la crianza de los pollos por el uso de insecticidas y herbicidas, que eliminan su alimento. El proceso de intensificación agrícola está poniendo en riesgo el futuro del hábitat estepario y de las aves.